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Amazon ha ido demasiado lejos…

IMAGE: E. Dans (CC0)

«Érase una vez una compañía que quería mandar sobre todas las cosas…» Sí, parece el principio de un cuento infantil, pero no lo es. De hecho, es una entrada que enlaza perfectamente con la de ayer, en la que me preguntaba si el poder de las big tech estaba ya por encima de las leyes. Y desgraciadamente, es lo único que puede sugerir el hecho de que Amazon haya dirigido un escrito a la Federal Trade Commission pidiendo la recusación de su recién nombrada directora, la prestigiosa académica especializada en legislación antimonopolio Lina Khan, de todas las decisiones que tengan que ver con la compañía.

La idea resulta ya no alucinante, sino directamente alucinógena: Amazon pretende que, dado que Lina Khan ha expresado en varios artículos, particularmente en uno especialmente brillante titulado «Amazon’s antitrust paradox«, sus ideas con respecto a la posición monopolística de la compañía, sea excluida de toda decisión relacionada con ella. Es el equivalente de «este juez no me vale, tráigame otro», como si Amazon tuviese derecho a escoger quién debe tomar las decisiones legislativas que le afectan. La recusación, además, viene a cuento del escrutinio que la FTC va a llevar a cabo sobre la adquisición de MGM por parte de la compañía, algo que se encuadra plenamente dentro de las competencias de la FTC.

Estimada Amazon: si Joe Biden decide nombrar como directora de la FTC a Lina Khan, que obviamente no es la primera persona que pasaba por la acera de Pennsylvania Avenue, sino una destacada estudiosa de la legislación antimonopolio que ha escrito algunos de los papers recientes más influyentes en ese ámbito, seguramente sería razonable pensar que lo hace sabiendo lo que hace. Es decir, si lo que Joe Biden pretende es que su legislatura marque la diferencia con respecto a la aplicación de la legislación antimonopolio, lo más aplastantemente lógico será que ponga al frente de la FTC precisamente a una persona crítica con esa legislación, porque es lo que se corresponde con su agenda política. Además, no existe ningún atisbo de duda sobre las credenciales y la cualificación de Lina Khan para el cargo: es una persona sobradamente formada, preparada y de reconocido prestigio al respecto.

Según el escrito de Amazon, Lina Khan

«… ha argumentado en numerosas ocasiones que Amazon es culpable de violaciones a las leyes antimonopolio y que debería disolverse (…) Estas declaraciones transmiten a cualquier observador razonable la impresión clara de que ya ha tomado una decisión sobre muchos hechos materiales relevantes para la culpabilidad antimonopolio de Amazon, así como sobre el tema fundamental de la culpabilidad en sí».

¿Y? ¿Es que para desempeñar un cargo público, una persona tiene que tener únicamente opiniones que sean del agrado de Amazon? ¿Deben tus opiniones sobre un tema que has investigado y estudiado abundantemente, y que no son simplemente «impresiones» ni «sesgos arbitrarios», ser motivo de algún tipo de recusación? ¿Pero de qué diablos estamos hablando? ¿Quién cree Amazon que es? ¿El dueño del Capitolio? Lo que Amazon considera «sesgos» son, precisamente, algunas de las razones por las que Khan ha sido seleccionada para ese puesto: no son un «problema», sino precisamente «la solución» que Biden buscaba al nombrarla. Que por supuesto puede ser normal y hasta esperable que Amazon no vea con muy buenos ojos el nombramiento de Khan, pero eso nunca, bajo ningún concepto, debería dar pie a recusación alguna.

Se podía anticipar que la administración Biden en general y Lina Khan en particular podrían tenerlo difícil en sus intenciones de regular a las big tech, pero seguramente nadie esperaba que ya para empezar empezásemos con una petición de recusación, el equivalente de una enmienda a la totalidad, como si Amazon fuese quien debe decidir quien juzga sus actuaciones. Todo indica que Amazon, a base de inundar Washington con millones de dólares en lobbying, cree que se lo ha comprado entero, con Casa Blanca y Capitolio incluidos.

Claramente, Amazon ha ido demasiado lejos.


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