Carbon Capture and Storagecarbon dioxideclimate emergencycryptocurrenciesdecarbonizationfossil fuelsGeneralglobal heatingoil companies

Cómo incentivar el fin de los combustibles fósiles

IMAGE: Gino Crescoli - Pixabay (CC0)

Mi columna en Invertia de esta semana se titula «Acabar con los combustibles fósiles» (pdf), y habla fundamentalmente de una hipótesis: la posibilidad de incentivar mediante el desarrollo de una criptomoneda la fijación o la no emisión de dióxido de carbono o de otros gases de efecto invernadero.

La idea, desarrollada como elemento de ciencia-ficción por Kim Stanley Robinson en su muy recomendable «El Ministerio del Futuro» (aquí su charla TED sobre el tema), es un intento de solventar una carencia importantísima del Acuerdo de París, la principal herramienta con la que la especie humana intenta hacer frente a la emergencia climática: con el fin de lograr su aprobación por parte de 196 países y de evitar reticencias por parte de los países productores, que representan a una población de más de cuatrocientos millones de personas, el texto del acuerdo evitó hacer referencia al papel fundamental como causa más importante de los combustibles fósiles en la emergencia climática.

La consecuencia de esa omisión es que desde la aprobación del acuerdo en 2015, la industria de los combustibles fósiles ha seguido expandiendo su capacidad, bien mediante el desarrollo de metodologías como el fracking, o con la apertura y explotación de nuevos pozos. El resultado es que la necesaria reducción de la producción de combustibles fósiles, que cada año tendría que disminuir un 9,5% para el carbón, un 8,5% para el petróleo y un 3,5% para el gas natural hasta el 2030, no se está produciendo, lo que impide que podamos afrontar con unas mínimas garantías la lucha contra la emergencia climática.

Este evidente dislate no es solo responsabilidad de los países productores de hidrocarburos: el resto del mundo, que demanda incesantemente más combustibles para mantener sus ritmos de producción, juega también un papel fundamental. En consecuencia, se están utilizando los mercados de emisiones desarrollados por la comunidad internacional y el recurso a las tecnologías de retirada de dióxido de carbono como excusas para mantener el ritmo de producción, en lugar de plantearse seriamente una reducción significativa y sostenida de la extracción de combustibles fósiles. En estas condiciones, instituciones como el World Economic Forum y otras se plantean la necesidad de un tratado de no proliferación de combustibles fósiles (similar al tratado de no proliferación nuclear de 1968) para ser capaces de lograr los necesarios objetivos de reducción,

La posibilidad que queda para que los países productores de hidrocarburos acepten reducir su producción y mantener esos combustibles fósiles en el suelo es la de incentivarlos precisamente a eso: crear una criptomoneda cuya prueba de trabajo, el minado, se corresponda con la cantidad de dióxido de carbono o metano que se fija o se deja de emitir. Esto equivale a generar un dinero por actividades que van desde la reforestación, la agricultura sostenible o la retirada de dióxido de carbono atmosférico, hasta simplemente el dejar de extraer carbón, petróleo o gas de unas reservas determinadas. Obviamente, esto implicaría un gran esfuerzo de auditoría y tendría que ser convenientemente fijado en una cadena de bloques, lo que además ofrecería el incentivo añadido de poder asignar una huella de carbono fehaciente a prácticamente todos los productos.

La moneda generada tendría una virtud fundamental: su valor constituiría una apuesta a largo por el futuro de la humanidad, y posibilitaría además que los países productores de combustibles fósiles obtuviesen ingresos para llevar a cabo la necesaria reconversión de sus economías. Por otro lado, esa moneda, creada por la comunidad internacional, absorbería la responsabilidad no solo de quienes extraen los combustibles fósiles, sino también de quienes los queman. Después de todo, la creación de una criptomoneda se puede vincular a cualquier cosa que tenga sentido: del mismo modo que el Paris Saint-Germain crea una criptomoneda y la vende a sus aficionados para, aprovechando el incremento de su expectativa de valor gracias al fichaje de un jugador, lograr financiarlo parcialmente, se puede, y con mucho más sentido y calado, crear una criptomoneda vinculada a pruebas fehacientes de reducción de emisiones.

Por supuesto, un sistema así tiene mucho de utopía: lograr que la comunidad internacional abrace la creación de una criptomoneda así, vinculada a un objetivo como la reducción de emisiones, implicaría que, de la noche a la mañana, los países productores de combustibles fósiles podrían empezar a recibirla en grandes cantidades simplemente dejando de hacer lo que hacían, es decir, cerrando su industria de extracción, algo que aparentemente, «pagar por dejar de hacer», resulta muy contraintuitivo. Pero en la práctica, seria la mejor manera de plantearse seriamente un objetivo que nos resulta cada día más acuciante, y que se expresa en forma de olas de calor, huracanes, elevaciones del nivel del mar, incendios forestales, fenómenos climáticos extremos, destrucción de ecosistemas y muchas más evidencias de la desestabilización del planeta debida a la actividad humana. Una forma de repartir responsabilidades y, sobre todo, de permitir que sea el mercado, con sus incentivos y desincentivos, el que se encargue de llevar a cabo la necesaria transición de una economía basada en los combustibles fósiles que nos ha traído hasta aquí, hasta otra basada en las energías renovables que tenemos necesariamente que plantearnos si queremos ser viables como civilización y como especie.


This article is also available in English on my Medium page, «Here’s a way to end our fossil fuel dependence«


Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button