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Los cambios en el consumo y la creación de hábitos

IMAGE: Pexels - Pixabay (CC0)

Un artículo en The Guardian, «Deserted stores, less choice … has shopping changed for ever?« , recoge los muchos cambios que nuestros hábitos de consumo están experimentando debido a una pandemia cuyos efectos se prolongan ya durante mucho tiempo, y que está dando lugar a enormes desplazamientos en las preferencias de consumo.

Muchos de los bienes que por lo general tendíamos a adquirir en el comercio tradicional están pasando a ser adquiridos a través de comercio electrónico, en un fenómeno que antes de la pandemia se restringía a determinadas franjas de edad, y que ahora se extiende de manera cada vez más ubicua.

El cambio fundamental se produjo en los primeros meses de la pandemia, con los primeros confinamientos, en un momento en que pensábamos que salir a la calle era poco menos que un peligro mortal. En esas primeras semanas, la evolución de crecimiento razonablemente constante que el comercio electrónico llevaba experimentando desde hace mas de diez años se multiplicó: si en los diez años anteriores habíamos pasado de un 5.6% hasta un 16%, en los dos primeros meses tras la declaración de pandemia alcanzamos un 27%.

Las razones eran obvias: la idea de acudir a un supermercado era percibida como un riesgo terrible. Recuerdo personas que iban a la compra como si fuesen al frente en una guerra químico-biológica, con mascarilla, guantes y pantalla; y que al llegar a su casa desinfectaban cuidadosamente cada una de las cosas que habían adquirido. Ahora sabemos que muchas de esas precauciones no tenían sentido y que la propagación del virus a través de superficies es prácticamente marginal, pero en aquel momento, y en función de lo poco que sabíamos, las precauciones parecían justificadas.

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¿Que ocurre cuando nuestra forma de comprar cambia durante semanas? Sencillamente, que muchos de esos cambios se convierten en hábitos. Las compras a través de la red, que antes era vistas como un evento excepcional que nos obligaba a planificar el momento de la entrega, se convirtieron en algo habitual, ayudadas por el hecho de que pasamos a estar mucho más tiempo en casa. Las entregas a domicilio, antes relativamente excepcionales para muchos, pasaron a ser parte de nuestra vida cotidiana. Las grandes fábricas de papel en el norte de Europa reconvirtieron muchas de sus cadenas de producción para dejar de fabricar papel blanco para escritura y pasar a producir cartón corrugado para embalajes.

La compañía mejor posicionada para aprovechar el tirón del comercio electrónico se disparó completamente. En algunos momentos de la pandemia, pasó a facturar hasta $10,000 por segundo, vio dispararse sus beneficios en un 220$, mientras abría almacenes logísticos por todas partes y multiplicaba su plantilla prácticamente por dos. Gigantes del retail físico como Inditex continuaron con un proceso de cierre de tiendas físicas que ya había comenzado antes de la pandemia, pero consiguió rápidamente volver a llevar sus cuentas a números negros gracias precisamente al crecimiento del comercio electrónico.

¿Cuántos de esos hábitos persistirán a largo plazo? Si bien muchos consumidores estaban deseando ver el levantamiento de las restricciones para volver a ir de tiendas y a comprar como lo habían hecho anteriormente, la realidad es que muchas personas que empezaron a considerar el comercio electrónico como una opción habitual con la pandemia, han seguido recurriendo a ello como opción preferente para muchos productos. La llegada de las rebajas a finales de diciembre y primeros de enero dejarán claro hasta qué punto ha cambiado el mundo y se ha consolidado la tendencia o se trataba simplemente de una oscilación coyuntural.

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