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Las vacunas y la euforia irracional

IMAGE: Pfizer

El anuncio llevado a cabo por Pfizer sobre el impresionante porcentaje de un 90% de eficiencia de su vacuna, desarrollada con la compañía de biotecnología alemana BioNTech, está desencadenando una euforia irracional que está no solo llevando a las acciones de la compañía a un fuerte crecimiento de un 9%, sino también a la subida de compañías relacionadas con el turismo y los viajes, como aerolíneas y hoteles, y a la caída de compañías relacionadas con nuestros hábitos durante las medidas de confinamiento, como Zoom, Amazon, Peloton o Netflix.

La primera reacción lógica, por supuesto, es alegrarse por lo que la noticia puede traer consigo. Pero antes de echar las campanas al vuelo, es importante entender que hablamos de una vacuna basada en ARN mensajero, cuya obtención únicamente precisa del código genético del patógeno en lugar de tener que esperar al cultivo de variantes debilitadas del virus, y que se trata de una vacuna en dos fases que aún no ha sido aprobada por la FDA. Por el momento, tenemos únicamente los ensayos clínicos, sobre 43,998 personas y esperanzadores, pero todavía con mucho terreno por delante.

Además de obtener la correspondiente aprobación de las autoridades sanitarias de los diversos países, la vacuna plantea retos que es importante conocer: en primer lugar, problemas logísticos importantes no solo derivados de la necesidad de mantenerla a temperaturas extremadamente bajas, sino además, por el hecho de ser una vacuna con dos dosis separadas por un mes que habrá que distribuir en todo el mundo, supervisar su administración, y luchar contra los movimientos anti-vacunas y los escépticos que pueden convertirse en reservorios del virus. Contando con que los resultados de los ensayos clínicos sean extrapolables a toda la población, es más que probable que aún tardemos mucho tiempo en poner la pandemia bajo control, y que durante mucho tiempo una vez controlada sigamos hablando de una larga época en la que la enfermedad seguirá siendo endémica, bien porque haya zonas a las que no lleguen las vacunas, porque haya personas que se nieguen a ponérsela, o porque la inmunidad obtenida no sea permanente.

Pensar que una vez obtenida la vacuna vamos a pasar, de la noche a la mañana, a hacer la vida que hacíamos antes de la pandemia es completamente absurdo. Pero también lo sería no aprovechar la oportunidad para cambiar costumbres que, durante la pandemia, han evolucionado hasta convertirse en hábitos. Pensar en volver a trabajar completamente de manera presencial cuando hemos comprobado que se puede trabajar, y bien, de manera remota para una amplísima variedad de tareas sería una auténtica estupidez, que va contra el sentido común. Que podamos movernos sin restricciones no quiere decir que debamos movernos para todo y a todas horas como hacíamos antes. Volver a saturar las ciudades, a los atascos y a los niveles descontrolados de emisiones cuando sabemos ya perfectamente cómo evitarlo sería una auténtica barbaridad. Pensar que, de la noche a la mañana, vamos a dejar de usar Zoom, a dejar de ver Netflix o a dejar de comprar en Amazon es simplemente estúpido.

Lo mismo ocurre con las compañías de viajes: que las empresas de cruceros o las aerolíneas suban en bolsa porque es posible que tengamos una vacuna más cerca implica que muchos pretenden que, tras la pandemia, esas compañías vuelvan a funcionar con el mismo nivel de irresponsabilidad con el que funcionaban antes de la pandemia, algo que no debería de ocurrir. Establecer controles más duros para su actividad, forzarlos a adoptar prácticas más sostenibles y eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles que utilizan es fundamental si no queremos avanzar a toda velocidad hacia la siguiente catástrofe.

Ahora, tras no haber sido capaces de reaccionar adecuadamente ante una pandemia, los gobiernos del mundo tampoco van a ser capaces de reaccionar tras esa misma pandemia para tratar de poner solución a los problemas que se avecinan. Sería, una vez más, un error histórico, y los mercados lo están presagiando: pretender volver a la misma normalidad que nos trajo hasta aquí. Y precisamente por eso, empiezo a pensar que es lo que va a ocurrir.


This article was also published in English on Forbes, «Now we’ve found the first COVID-19 vaccine, let’s keep calm and not return to the past«


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