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La muerte del concepto de red global

IMAGE: Pete Linforth - Pixabay (CC0)

Mi columna de esta semana en Invertia se titula «Rusia, adiós al internet global» (pdf), y trata de hacer una cronología sobre cómo el origen de internet como idea de red global que interconectase todo el planeta fue encontrándose, primero, con un origen en los Estados Unidos que condicionaba un cierto predominio del inglés, después con el bloqueo de China y su estrategia de erigir su Great Firewall, la imitación de otros países como Irán o Corea del Norte, y finalmente, ahora, con la actitud de Rusia ante las sanciones internacionales.

El resultado es muy claro, y sobre todo, muy evidente para un profesor de una escuela de negocios con cierta perspectiva a lo largo de muchos años. Cada vez más, los ciudadanos de países como China han ido aislándose del resto del mundo en su día a día, en la información a la que acceden o en su percepción del exterior, lo que redunda en una dificultad cada vez mayor para entender las visiones de China frente a las del resto del mundo, y viceversa.

El caso de Irán, un país con una clase media con buen acceso a la cultura y razonablemente representativa sobre todo en sus entornos urbanos, el halal internet propuesto por su gobierno ha tenido relativamente menos predicamento, pero también ha contribuido a incrementar el aislamiento de un país frente al exterior en todos los sentidos, como ocurre también en otros casos como con el Kwangmyong de Corea del Norte.

Ahora, la llegada de las sanciones a Rusia y la fuerte censura implantada por el régimen de Vladimir Putin ha desencadenado una situación en la que los ciudadanos rusos tendrán muchísimo menos acceso a noticias e información del resto del mundo, situación que no se limita a internet, sino a la totalidad de los medios de información. Rusia, a través del Servicio Federal de Supervisión de las Telecomunicaciones, Tecnologías de la Información y Medios de Comunicación (Roskomnadzor), ha ido bloqueando a compañías como Facebook o Twitter, y ha ido construyendo la burbuja a través de la que quiere que sus ciudadanos se informen, una visión que lleva preparando ya bastante tiempo.

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La intensidad de la censura ha conllevado también que diversos medios de comunicación o compañías de contenidos como Netflix abandonen también el mercado ruso, lo que incrementa la divergencia y la magnitud del llamado splinternet. En pocos días, la app de push-to-talk Zello y medios como la BBC, Voice of America, Radio Liberty, Radio Free Europe o Deutsche Welle han sido bloqueados en sus emisiones tanto online como por otros canales, o han decidido, como ABC, CNN, CBS, Rain Network, Meduza, Novaya Gazeta o Echo of Moscow, suspender sus emisiones por temor a represalias derivadas de una censura hiperactiva. A todos los efectos, un nuevo telón de acero informativo, económico y cultural.

¿El resultado? La red global convertida en una baja más de la invasión de Ucrania iniciada por Vladimir Putin. Las consecuencias de esta muerte de la idea de una red global solo las podremos ver con el tiempo, a medida que la desconexión vaya siendo más fuerte, se vaya normalizando, y las percepciones de los ciudadanos en esos países vayan haciéndose más divergentes.

Claramente, la civilización humana no estaba preparada para una idea de red global como internet. Y esa conclusión, como tal, me parece verdaderamente terrible y deprimente.

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