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El panorama de la energía en Europa

IMAGE: Ember

Un informe de Ember refleja la evolución de la generación de energía en Europa durante el complicado año 2022 y su evolución prevista durante el 2023, y termina con el alarmismo desatado en torno a las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania y sus supuestos efectos.

Durante el 2022, la generación de energía eólica y solar superó por primera vez a la obtenida mediante la combustión de gas, mientras el uso de carbón únicamente experimentó un pequeño repunte. El apoyo a las energías renovables creció de manera muy significativa, y eso se reflejó en una inversión récord tanto a nivel industrial como doméstico. Tras el incremento inicial en consumo de carbón por la puesta en marcha de 26 centrales como respaldo de emergencia en todo el continente, la evolución del mercado durante los últimos cuatro meses del año ha significado que únicamente funcionasen a un 18% de su capacidad, y a que nueve de ellas no entrasen en funcionamiento. El incremento del consumo de carbón generado por la medida de emergencia supuso durante el total del año menos de un 0.9%, y de los 22 millones de toneladas de carbón importadas por Europa, únicamente se utilizó un tercio. Los planes para el abandono del carbón por parte de los países europeos mantienen los mismos objetivos que antes de la invasión. En los últimos cuatro meses del año, el uso de carbón descendió un 6% (-9.6TWh) con respecto a los mismos meses de 2021, y se prevé un descenso mucho más acusado durante el 2023.

Europa en general descendió sensiblemente su consumo de electricidad total, debido a las condiciones climatológicas y a la mentalización y expectativas de una energía más cara. Ese descenso irá desapareciendo y se convertirá un incremento a medida que se instalan más aerotermias, que crece más el parque de vehículos eléctricos y que se completa el despliegue de la electrificación, pero coincidirá con una mayor instalación de energías renovables tanto a nivel doméstico como industrial.

El incremento en la energía solar durante 2022 fue del 24% (39TWh), lo que contribuyó a evitar más de diez mil millones de euros en gas. La instalación de nueva capacidad fue récord absoluto, 41 GW, un 47% más de la añadida en 2021, y veinte países europeos superaron sus registros históricos de esta fuente. Unido a un 2022 especialmente bueno en la generación de energía eólica, por primera vez, eólica y solar generaron más de una quinta parte (22%) de la energía en la UE durante el 2022.

El uso de gas creció únicamente un 3% debido fundamentalmente a los problemas de mantenimiento de las nucleares francesas y al descenso de la hidroeléctrica en buena parte del continente debido a un año especialmente seco, pero dado que la producción de eólica y solar se prevé que se incremente en torno a un 20% y a que las presas han prácticamente normalizado sus niveles, se estima que el uso de combustibles fósiles en la generación de electricidad durante 2023 caerá un 20%, con una caída en el uso de carbón, pero una mucho más fuerte en el de gas, mucho más caro que el carbón a los precios actuales. El sector eléctrico será el segmento de demanda de gas que caiga más rápido durante el 2023, lo que ayudará a calmar los mercados de gas europeos a medida que Europa se adapta a la vida sin gas ruso.

¿El país que más sufrió? Francia, que debido a los problemas derivados de su apuesta por la energía nuclear y a los problemas derivados de sus elevadísimos gastos de mantenimiento, se vio obligada a pasar de ser un exportador neto de energía (42TWh) a convertirse en un gran importador (17TWh), sobre todo de Bélgica, Reino Unido, España y Alemania.

¿Las buenas noticias? Fundamentalmente, que a pesar de los temores generados por la crisis en Ucrania, Europa sigue a buen paso hacia el objetivo de abastecerse casi exclusivamente de energías limpias en 2035. Se mantiene el objetivo de abandonar el carbón en 2030 y de reducir el gas al 5% en 2035, año en el que solar y eólica supondrán el 75% del total de la generación.

IMAGE: EMBER

Europa ha logrado superar la crisis que supuso la invasión rusa de Ucrania con un impacto mínimo en el consumo de carbón, y dando lugar a una enorme ola de apoyo a las energías renovables. Cualquier miedo a incrementos significativos en el consumo de carbón o de gas ha desaparecido ya, y el proceso de descarbonización del sector eléctrico europeo sale fuertemente favorecido de la crisis: ahora, los países no solo mantienen sus compromisos de cara al abandono del carbón, sino que además, tienen un lógico interés en quitarse de encima también el gas de sus tejidos de generación.

La crisis, en el fondo, ha significado un incentivo que ha acelerado la transición de la industria. El 2023 permitirá ver esos cambios, y reforzará la idea de que el continente se dirige a un futuro de generación de energía limpia en el 2035. La energía eólica y la solar son más que suficientes para abastecer al mundo de energía, sin que haga falta para ello ningún tipo de milagro. Ahora solo falta convertirlo en realidad.


This post is also available in English on my Medium page, «At last, some good news! Despite the war in Ukraine, Europe is on track to meet its green energy objectives»

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