La noticia del sorpasso de BYD a Tesla en número de vehículos vendidos en el último trimestre de 2023 confirma la buena noticia de que la compañía norteamericana ya no está sola en este mercado, en el que la competencia es absolutamente fundamental de cara al futuro.
En realidad, las cifras de 2023 de BYD aún están por debajo de las ventas de Tesla en la categoría que realmente interesa, la de vehículos eléctricos puros, pero no cabe ninguna duda de que está marcando una evolución que, partiendo de ser un fabricante de baterías, la sitúa en una posición verdaderamente interesante. Si añadimos el hecho de que BYD no es la única marca de vehículos eléctricos exitosa procedente de China y que el declive de la industria tradicional del automóvil europea, norteamericana y japonesa está llevando a un cambio total del protagonismo, parece claro que dedicarse a cargar sus vehículos de aranceles para intentar proteger a una industria local patéticamente incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos es una receta perdedora.
Todo indica que la inmensa mayoría de los analistas de la industria del automóvil se equivocaron de parte a parte: pensaron que la competencia de Tesla llegaría de las marcas tradicionales cuando quisieran dedicarse a producir vehículos eléctricos, y se han encontrado con que esas marcas tradicionales son completamente incapaces y con que la competencia llega de marcas que ni siquiera estaban consideradas parte de la industria, como la propia BYD , como Xiaomi o como muchas otras. La industria ha cambiado, y eso se nota.
La llegada de la competencia al vehículo eléctrico y la evidencia de que los vehículos eléctricos son, en realidad, mucho más baratos, es sin duda una muy buena noticia. La electrificación del transporte, debido al descomunal número de automóviles que hay en el mundo, es una de las palancas principales que tenemos para luchar contra la emergencia climática. Pero obviamente, no es la única: queda la energía.
Afortunadamente, el mercado es racional, y el hecho de que la energía renovable sea la más barata de toda la historia en términos de producción está también modificando un mercado que ha entendido que tenemos que electrificarlo todo lo antes posible: pese a los agoreros que afirmaban que Alemania contaminaría más por haber cerrados sus centrales nucleares, el país ha obtenido en 2023 el volumen de emisiones más bajo de sus últimos setenta años. Incluso en los Estados Unidos, el país más contaminante del mundo, se ha alcanzado el punto en el que el 40% de la energía es producida sin generar emisiones contaminantes.
Estamos en el buen camino. Falta que los que mantenían objeciones absurdas al cambio se den cuenta, que se adelanten las fechas para la transición, y que aprendamos a visualizar al fin un futuro libre de humos y de ruidos.
