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El K-pop y el metaverso

IMAGE: Weverse

Corea del Sur solo se puede definir con una palabra: diferente. Si la visitas y te la enseñan en condiciones, te podrá gustar o no, te podrá resultar agobiante o incluso distópica en algunas ocasiones… pero desde una perspectiva occidental, lo que decididamente te resultará es eso: diferente.

Una sociedad peculiar, con condicionantes profundamente intrínsecos: muy cerrada a la inmigración, con unos niveles de competitividad increíbles en todos los niveles de la sociedad, con una de las mayores tasas de educación superior del mundo, con unos retos demográficos muy concretos (la menor tasa de nacimientos y renovación poblacional de todo el mundo) y con un desempleo muy bajo (3.6%).

Desde fenómenos como BTS o Blackpink, que marcaron el fortísimo crecimiento de la popularidad del K-pop a nivel internacional, los jóvenes del país viven y respiran por un tipo de música con raíces en el pop o en el hip hop que consideran una seña de identidad del país y de su cultura, y cada vez que enciendes una televisión y te mueves por los canales locales, casi a la hora que sea, te encuentras con algún concurso de grupos de K-pop, en un entorno fuertemente competitivo de concurso de popularidad permanente por alcanzar la fama.

En ese entorno, y dado el fortísimo protagonismo de la tecnología en la sociedad del país, era casi hasta natural que algunas de esas actividades pasasen al mundo virtual: un recomendable artículo en The New York Times, «Will the metaverse be entertaining? Ask South Korea«, cuenta cómo plataformas virtuales como Zepeto, propiedad de Naver, o Weverse se están convirtiendo en puntos de reunión para bandas de K-pop y para sus muchos fans, en los que interactúan entre sí y con los miembros de la propia banda utilizando avatares, asisten a conciertos y galas, adquieren merchandising, o votan en concursos.

Entrar en Weverse, conocida simplemente como W es encontrar una enorme panoplia de grupos de K-pop de todo tipo: all-boys, all-girls, mixed o incluso virtuales, inmersos en una dinámica en la que compiten entre sí o simplemente interactúan (la comunidad dedicada a BTS en W tiene casi veinte millones de miembros que reciben puntualmente todas sus actualizaciones). En propiedad, no se trata de metaversos porque hablamos de plataformas propietarias, con login específico, términos de servicio propios y sin ninguna función criptográfica a la vista, pero su contrapartida en el mundo físico es verdaderamente única: personas que acuden a un estudio lleno de cubículos delimitados con su equipo de sonido y su visor, en los que se meten los participantes y cantan, interactúan con sus avatares, son entrevistados, etc. Cuando los jueces, siguiendo el estilo de los talent-shows, ganan, pasan a una siguiente fase. Cuando pierden, son eliminados, y en ocasiones incluso caen a una piscina llena de lava caliente en la que desaparecen.

El producto puede consumirse simplemente en la pantalla o con un visor, y tiene un nivel de popularidad muy importante y creciente, algo probablemente inexplicable desde una perspectiva occidental en la que todos los grupos parecen prácticamente iguales (y todos los avatares tienes ojos enormes y caras en forma de corazón, siguiendo los cánones de la estética manga), pero profundamente arraigado en los códigos culturales de la juventud del país. Los jóvenes coreanos siguen a sus grupos favoritos, desarrollan un comportamiento de tipo fan fuertemente marcado, van a sus conciertos cuando pueden y ven en la escalada de sus grupos a la popularidad un fuerte paralelismo con la sociedad que conocen, en la que deben conseguir el acceso a determinadas escuelas y universidades si quieren encontrar un buen empleo.

En este contexto es donde parece que los mundos virtuales – no metaversos como tales, pero si entornos tridimensionales inmersivos – parecen estar encontrando una popularidad que en otros ámbitos, al menos por el momento, se les niega. Pero que ese tipo de comunidades para un fin concreto como el del fenómeno fan en la música pueda extenderse a otros usos y aplicaciones es, posiblemente, cuestión de tiempo.

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