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La lógica de la aerotermia

IMAGE: Saunier Duval Gania Air

Las instalaciones de bombas de calor, conocidas habitualmente en España como aerotermia, están creciendo en popularidad de manera cada vez más acusada en muchos mercados como Alemania, el Reino Unido o los Estados Unidos, y se están convirtiendo en una tecnología estrella en el proceso de descarbonización de los sistemas de climatización, amenazando con jubilar a los calentadores de gas y comenzando a alcanzar la paridad de precio con estos, sobre todo en la gama baja de necesidades.

¿Qué es una bomba de calor? Básicamente, como una máquina de aire acondicionado al revés: un compresor que intercambia calor con el exterior utilizando para ello el ciclo de evaporación y licuefacción de un gas. La evolución en el tipo de gas para evitar el uso de aquellos nocivos para la capa de ozono ha permitido, además, obtener una eficiencia cada vez mayor en el ciclo y máquinas cada vez más ligeras, lo que lleva incluso ahora a incorporarlas a los vehículos eléctricos para obtener una climatización más eficiente en clima frío. Al aprovechar el intercambio de temperatura, la bomba de calor genera un ahorro considerable con respecto a lo que sería calentar directamente el agua.

La bomba de calor se ha convertido en una de las instalaciones estrella en nueva construcción, en donde se combina con el suelo radiante para hacerlo más eficiente. Sin embargo, también es un candidato perfecto para sustituir a un calentador de gas y cumplir con ello un doble objetivo: por un lado, ahorrar dinero eliminando las facturas del gas – desenganchándonos completamente de unos proveedores de gas cada vez más caros e impredecibles – y, por otro, reducir nuestras emisiones y obtener gracias a ello una mejor calificación energética de la vivienda, elevando así su valor.

Esto ha convertido la instalación de bombas de calor en un mercado muy atractivo: dado que una instalación para calefacción y agua caliente suele alcanzar un precio elevado, y conlleva no solo la instalación de la bomba de calor sino también la del sistema de calentamiento y almacenamiento de agua, muchos instaladores de calentadores de gas o de aire acondicionado se han dedicado a ese mercado, con lo que es fácil encontrar en él a supuestos profesionales que, en la práctica, pueden resultar un desastre por culpa de malos consejos, malas prácticas de dimensionamiento, sistemas escasamente optimizados, incapacidad para prestar un nivel de servicio razonable o muchos otros problemas. Es recomendable acudir a marcas de referencia, a instaladores oficiales y a servicios con una garantía que cubra tanto una necesidad de reconfiguración como una eventual reparación rápida.

Me ha gustado mucho este artículo de Jan Rosenow de hace un par de días, «Factcheck: 18 misleading myths about heat pumps«, en el que se cubren la mayor parte de los mitos sobre las bombas de calor: ni es necesario tener suelo radiante – funciona bien con radiadores convencionales – ni funcionan mal en climas fríos (de hecho, en países nórdicos como Suecia, Finlandia o Noruega son la tecnología dominante desde hace muchos años. Una larga lista de mitos muy bien explicados para acercar una tecnología que, seguramente, acabarás teniendo instalada en tu casa más pronto que tarde.

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